Jornada de reflexión

La misma ciudad, el mismo hotel... y (coincidencias) la misma habitación... Pero hasta ella parecía diferente...

Cumplir años no significa ser madura, y a veces hacemos tonterías que no hicimos antes. Pero con suerte algunas preocupaciones se van sin esperarlo, igual que llegaron.
Otras se quedan a hacerte compañía.

Hoy toca domingo de bajón, de fin de vacaciones...
Domingo de “pensar” lo que estoy haciendo... y todo lo que me queda por hacer. De no saber muy bien para dónde voy, ni dónde no quiero ir. De no darme cuenta de que quizás estoy andando en círculos, tropezando con la misma piedra.

Pero creo reconocer una parte del problema, la eterna cuestión. Con todo lo egoísta que soy para algunas cosas, dejo de serlo en las más elementales. Que tengo que empezar por quererme a mí misma, para que los demás me quieran, para notarlo.
Y que las relaciones no son lo mío, que no las entiendo, porque tampoco sé si quiero.

Al menos hay algo que me quedó claro hace mucho tiempo: los vacíos no los llenan los demás, porque sólo son nuestros. Es un punto de partida. Tapo mis agujeros yo solita, sin ayuda, porque tengo que hacerlo, y sé. Y cuantos menos haya, mejor. Eso sí lo aprendí con los años.

De ahí, a seguir caminando, siempre para adelante.

But when the water comes, I will overflow...

Comentarios

Entradas populares de este blog

Escarmentar

El tiempo pasa...