Son las horas de la
noche que debería dormir cuando mi cabeza tiende a dar más vueltas, pero entonces
no es momento de comentarlo, ni de escribirlo. Sin palabras es mejor limitarse
a los pensamientos, que lleguen y pasen, a su tiempo. Algunos permanecen, sobre
todo los que no llegan a contarse.
Te pienso mucho. Y en lo
efímero de todo esto. Tú, las abuelas, la infancia, los momentos… También están
los sueños. Tengo una mente muy tocada.
No puedo aceptar que
nunca más voy a volver a verte. Que has dejado de existir.
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